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Prehistoria en Galicia

Oestriminios

Prehistoria: Oestriminios

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Prehistoria: Celtas

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Prehistoria en Galicia

Primeros antecedentes en Galicia

Las primeras pruebas de presencia humana en Galicia tienen lugar hace más de 300.000 años, durante el Paleolítico inferior, apareciendo restos de estos pobladores, como instrumentos pertenecientes al acheliano o achelense (Cultura de piedra del Paleolítico inferior, caracterizada por el uso de hachas y puntas bifaces de perfil muy regular) a lo largo de todo el litoral, desde Ribadeo hasta A guarda. De este período son los asentamentos de Piteira (Toén), A Chaira (San Cibrao de Las), Chan de Cereixo (A Portavedra, Gondomar), Pazos (San Cibrao das Viñas), las Gándaras de Budiño (Porriño) y Camposancos (A Guarda).

Más tarde en el Paleolítico medio se hayaron restos en Cova Eirós, en Triacastela, con materia orgánica y herramientas propias de esta época. A este período corresponden parte de los asentamentos das Gándaras de Budiño e do Campo da Mama (A Veiga).

Hay más datos del Paleolítico superior (30.000 al 8.000 a.C.). De esta época se conservan instrumentos de piedra y de huesos, como por ejemplo puñales, arpones, agujas, etc. Para nuestra mala suerte, en Galicia no se descubrieron a día de hoy obras de arte rupestre por carecer de cuevas importantes. Los asentamentos más importantes de este período son los de Pena Grande (Vilalba), Prado do Inferno I (Muras), Pena Grande de Férvedes (Lousada, Xermade) y las cuevas de Valdavara (Becerreá) (De todos estos lugares hablaremos más adelante y encontraréis en un futuro en este artículo). De este período conservamos los restos humanos más antiguos descubiertos de Galicia, en el Courel.

Tienen lugar después del Neolítico, donde el Homo Sapiens protagoniza en solitario el cambio progresivo de una organización social basada en el sistema de recolección y caza a otra basada en la agricultura y el pastoreo de animales. Esto favorecio el crecimiento de los primeros poblados y emerge una nueva forma de cultura, el Megalitismo, esta nueva cultura tiene lugar entre el Neolítico y la Edad de bronce, cultura característica por la presencia de Megalitos (Construcciones en piedra: dólmenes, menhires y los cromlechs).

Las dataciones arqueológicas y síntesis historiográficas hasta la fecha, datan el comienzo de esta nueva cultura a partir del 4300 a.C. en Galicia, donde se origina el megalitismo atlántico (Que comprendería el norte de Portugal, Galicia, Asturias, León y Zamora y sería el precedente de la futura Gallaecia).

Megalitos en Galicia

Los megalitos que más abundan son los sepulcros funerarios, construcciones formadas generalmente por un túmulo (montículo de tierra), en torno a un dolmen, en el que se depositaban los cadáveres y el ajuar funerario (Objetos que se colocan al muerto). El gran número de dólmenes en Galicia, intuye la existencia de una población densa y muy dispersa que, según análisis arqueológicos, hacía uso de una agricultura de cereales y leguminosas, así como de ganadería primitiva basaba en la cría de ovejas, cerdos, bueyes y cabras, además de seguir dependiendo de la caza y la recolección.

Jerarquía social

De los sepulcros se intuye que no se desarrolló una jerarquia social significativa, en los que abundan más las herramientas de finalidad productiva que objetos de adorno. Al no existir una sociedad jerárquica, se trata de una sociedad igualitaria, compuesta de pequeñas comunidades, poco violentas y asentada de forma muy dispersa en todo el territorio. Esta cultura es destacable por la gran habilidad arquitectónica y los grabados encontrados describen una mitología centrada en la muerte y la fecundidad, por lo tanto manifestaban un profundo sentido religioso, constatable en la gran cantidad de sepulcros.

Petroglifos en Galicia

Los petroglifos y litografías realizadas en piedra al aire libre, continuarán a pesar de dar fin el período megalítico, la homogeneidad técnica y temática de esta expresión cultural permite definir la existencia de un grupo galaico de arte rupestre caracterizado por una temática abstracta. Aunque los elementos naturalistas son los que caracterizan y diferencian la litografía prehistórica galaica frente a sus equivalentes europeos, son los motivos abstractos 'en especial trisqueles, laberintos y tramas geométricas' los que se consolidarán en la cultura castreña (Celtas).

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